5:0.1 (62.1) SI LA mente finita del hombre es incapaz de comprender cómo un Dios tan grande y majestuoso como el Padre Universal puede descender de su morada eterna de perfección infinita a fraternizar con la criatura humana individual, para ese intelecto finito la seguridad de la camaradería divina deberá basarse en la verdad del hecho de que un fragmento mismo del Dios vivo reside dentro del intelecto de todo mortal urantiano de mente normal y moralmente consciente. Los Ajustadores del Pensamiento que moran en esa mente son una parte de la Deidad eterna del Padre del Paraíso. Cuando el alma contempla esta presencia de realidad espiritual, el hombre no necesita ir más allá de su propia experiencia interior para encontrar a Dios e intentar la comunión con él.
5:0.2 (62.2) Dios ha distribuido la infinitud de su naturaleza eterna por todas las realidades existenciales de sus seis entes absolutos de igual rango, pero puede en cualquier momento establecer contacto personal directo con cualquier parte o fase o tipo de creación por medio de sus fragmentos prepersonales. Y el Dios eterno se ha reservado también la prerrogativa de otorgar la personalidad a los creadores divinos y a las criaturas vivas del universo de universos. Se ha reservado además la prerrogativa de mantener contacto directo y parental con todos estos seres personales a través del circuito de la personalidad.
5:1.1 (62.3) La incapacidad de la criatura finita de acercarse al Padre infinito no es inherente a la actitud distante del Padre sino a la finitud y las limitaciones materiales de los seres creados. La magnitud de la diferencia espiritual entre la personalidad más alta que existe en el universo y los grupos más bajos de inteligencias creadas es inconcebible. Si fuera posible transportar instantáneamente a los órdenes más bajos de inteligencias ante la presencia del Padre mismo, no sabrían que estaban allí. Estarían tan ajenos a la presencia del Padre Universal como lo están donde se encuentran ahora. El hombre mortal tiene por delante un larguísimo camino antes de poder, con fundamento y dentro de lo posible, solicitar un salvoconducto que le lleve a la presencia paradisiaca del Padre Universal. Espiritualmente, el hombre debe ser transformado muchas veces antes de que pueda alcanzar un plano que le aporte la visión espiritual que le permita ver siquiera a uno de los siete Espíritus Maestros.